21 de Setembro: Ano Novo Guarani
POR. Com a florada dos Ipês, chega o Ano Novo Guarani - que coincide com a chegada da primavera no hemisfério sul. Para essas populações autóctones, as estações do ano eram definidas de acordo com os solstícios e equinócios. A trajetória do sol era dividida em tempo novo (ára pyahu) e tempo velho (ara ymã). O ára pyahu era a primavera e o verão e o ára ymã era o outono e inverno, ou seja, o ano era dividido em duas estações: a estação do calor e dos dias longos e a estação do frío e dos dias curtos. Na tradição dos Mby'a, a origem do mundo foi em meio a noite originária. Ñamandú, o pai, ergueu-se a partir de seus pés e seus braços e mãos se tornaram ramos balançando ao vento. Uma coroa de flores rodeava sua cabeça enquanto voava ao seu redor o beija-flor, o pássaro originário. Ñamandú falou e de sua palavra nasceram os deuses, os pais dos homens: Jakairá, Karai, Tupã e Ñamandú Py'a Guasu. Em seguida, criou a terra e o céu; quatro palmeiras pindo azuis sustentavam a terra nos pontos cardeais e uma outra no centro. Imediatamente criou a floresta e nela colocou a cigarra, criou os rios e os deu ao girino, criou o mundo subterrâneo e o deu ao tatu que foi o primeiro a alcançá-lo e criou a noite, onde reina a coruja . Mais tarde deu a cada um dos deuses criados de sua palavra um poder sobre as coisas: deu a Tupã a água e o ar fresco, ao Karaí, o fogo e o calor, a Jakairá o nevoeiro e a fumaça e a Ñamandú Py'a Guasu, coragem. Finalmente, com parte da névoa criou o homem e ordenou a Karaí que pusesse um pouco de fogo no coração e a Tupã que cedesse um pouco de frescor. Deu rapidamente aos homens as suas leis para que aprendessem e obedecessem. Cumprida a tarefa, ele se retirou para descansar.
ESP. Con el florecimiento del Lampacho, llegua el Año Nuevo Guaraní - que coincide con la llegada de la primavera en el hemisferio sur. Para estos pueblos originarios, las estaciones se definen de acuerdo con los solsticios y equinocios. El año era dividido en tiempo nuevo (ára Pyahu) y tiempo viejo (ára ymã). El ára pyahu era la primavera y el verano y fue el ára ymã era el otoño y el invierno, es decir, el año se dividia en dos estaciones: la temporada de calor y días largos y la temporada de frío y días cortos. Según la tradición de los Mbya el origen del mundo fue en medio de la
noche originaria. Ñamandú, el padre, se irguió desde los pies y
convirtió sus brazos y manos en ramas que agitaba al viento. Una corona
de flores rodeó su cabeza mientras revoloteaba el colibrí, el pájaro
primero. Ñamandú habló y de su palabra nacieron los dioses, padres de
los hombres: Jakairá, Karaí, Tupá y Ñamandú Py’a Guasu. Luego desplegó
la tierra y la bóveda celeste a la que sostuvo con cuatro palmeras pindó
azul, al Este, Oeste, Norte y Sur, agregando otra en el centro:
Inmediatamente creó la selva y puso en ella a la cigarra, creó los ríos y
les dio el renacuajo, creó el mundo subterráneo y al tatú que fue el
primero en llegar hasta él y creó la noche donde reina la lechuza. Más
tarde entregó a cada dios creado de su palabra una facultad sobre las
cosas: dio a Tupá el agua y lo fresco, a Karaí el fuego y el calor, a
Jakairá la niebla y el humo, a Ñamandú Py’a Guasu, el coraje. Por fin
con parte de la niebla creó a los hombres y ordenó a Karaí que les
pusiera algo de fuego en el corazón y a Tupá que les cediera un poco de
frescura. Rápidamente les dio a los hombres sus leyes para que
aprendieran y las cumplieran. Cumplida su tarea, se retiró a descansar.